Decada 80-Nueva sede social

Para dar solución y buen término a las dificultades son necesarias ideas, pero una vez hechos los planteamientos, se necesitan también personas que los defiendan y los lleven a la práctica con entrega e ilusión. Este fue el caso de la financiación del nuevo local social del Ganguren.

Naturalmente, se contaba con la perspectiva de venta de la antigua lonja y la ayuda de los bonos de inscripción, cuyos ingresos ascendían ya a 100.000 pesetas, pero esto sólo significaba un complemento al montante mayor de dinero, proveniente del préstamo solicitado a la Caja Rural.

La primera dificultad se planteó con el sistema de apertura de cartillas a nombre de socios, propuesto por el entonces director de la entidad, Juan María Atutxa. No fue fácil localizar a gente dispuesta por la responsabilidad que suponía convertirse en socios del club para la compra y a la vez en avalista del crédito. Finalmente hubo que recabar la ayuda entre los socios más conocidos y comprometidos con la vida de la sociedad montañera.

Solventado dicho capítulo, se decide retrasar todo lo concerniente a permisos de obras, por no poder acometerlas en el plazo de validez de los mismos, al menos, "no sin antes vender el local antiguo".

La venta no se lleva a cabo hasta Octubre de 1981. Para entonces ya se ha contactado con el arquitecto Juan Diez del Corral y el aparejador Sr. Mimenza, debatiendo tanto las propuestas de obra como los presupuestos en asamblea, y se habla de un coste aproximado de 2.258.000 pesetas.

En ese momento, el único punto pendiente era solucionar la ubicación del Ganguren durante el acondicionamiento de las nuevas instalaciones. El1? de Enero de 1982 queda aclarado este aspecto, al informar la Junta de un contrato de arrendamiento con el comprador de la antigua sede hasta el 30 de Junio. Seguidamente se añade que "las obras comienzan de inmediato" y quedan encargados de la vigilancia de la marcha de las mismas los socios Josu Altuna, Jesús Ealo y Sabin Abasolo.

Durante el proceso de construcción y financiación estarán siempre presentes los nombres de José Mari Goiri, Koldo Alcibar y Sabin Abasolo, apoyados en todo momento tanto por el resto de la directiva como por la comisión pro-local. Pero a pesar del minucioso trabajo realizado consultando presupuestos y ajustándolos al máximo dentro de las posibilidades del club, los recursos son insuficientes. De nuevo algunos socios deberán acudir en ayuda del Ganguren y aportarán dinero para poder realizar todo de una vez, e incluso directivos de aquella época solicitaron préstamos particulares avalados con la firma de sus esposas, en un gesto que sobrepasaba los límites del compromiso adquirido por sus cargos.

No se pueden olvidar tampoco las facilidades dadas por los suministradores de materiales y trofeos, que permitieron retrasar los pagos de un año para otro.

En estas circunstancias es lógico que para el entonces presidente, José Mari Goiri, fuese un motivo de orgullo personal haber sacado el tema adelante, sin tener que recortar las actividades del club para conseguirlo, aunque si hubiese que hacer un resumen de las claves, del éxito, estas estarían sin duda, en el sacrificio de todos los que contribuyeron económica o físicamente y en que cada paso fue cuidadosamente analizado y decidido de una forma democrática.

El 7 de Julio de 1982 se comunica que "el rocódromo esta terminado" y se espera poder inaugurar los locales tras el verano. La invitación es realizada por medio de cartas a todos los socios, medios de comunicación y entidades culturales y deportivas, así como a las autoridades de Galdácano, convocándoles para ello de Septiembre. Durante el acto el presidente recordará para todos los presentes la trayectoria seguida:

"... Dentro de la historia social del Ganguren no queremos olvidar los pasos dados, primero en el bar Plazakoetxe, después en el bar Totorica y últimamente en nuestro local de San Ignacio de Loyola. En todos ellos hemos ido germinando esta semilla que, de momento, hoy fructifica aquí."

El tema de los pagos seguirá presente durante gran parte de la década. A finales de 1987 se terminan de saldar los créditos, pero aún faltaba por devolver el importe de los bonos pro-local a los socios. Esta labor se iniciará a mediados de 1988 finalizando con la actual directiva en 1993.

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